Uno de los factores que representa una inminente amenaza para la conservación del medio ambiente es el efecto invernadero. Este fenómeno se da a partir de que el calor queda atrapado cerca de la superficie de la Tierra con los Gases de Efecto Invernadero (GEI), que principalmente se componen por dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y vapor de agua, mismos que provienen de la atmósfera, de acuerdo con datos de la NASA (The National Aeronautics and Space Administration, por sus siglas en inglés), líder mundial en el estudio del cambio climático de la Tierra.1
Este proceso ocurre en el planeta de forma natural, sin embargo, en los últimos años se ha registrado un incremento de calor en las capas más cercanas a la Tierra, causado principalmente por la quema de combustibles fósiles que genera dióxido de carbono al aire, -que en consecuencia ha incrementado el calentamiento global-.
Ante este escenario, el 12 de diciembre de 2015, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21), 196 naciones firmaron el Acuerdo de París 2, con el propósito de reducir las emisiones GEI antes de 2030, mismo que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016 y que tiene por objetivo limitar el calentamiento mundial por debajo de los 2°C, preferiblemente a 1.5°C.
El apoyo que ofrece el Acuerdo de París se basa en ayuda financiera, técnica y de creación de capacidad para enfrentar los diferentes desafíos del cambio climático y reducir los GEI. En 2020 las naciones presentaron las estrategias de desarrollo de largo plazo con bajas emisiones de GEI para proporcionar una visión de acciones futuras.
Por ello, antes de que el plazo se cumpla, los países, gobiernos y empresas están emprendiendo diversas acciones con el propósito de sumar a programas y proyectos que permitan alcanzar la meta cero emisiones de carbono.
Al igual que otros sectores productivos, la industria mexicana de bebidas no alcohólicas requiere de energía en sus procesos productivos que, a menos que provenga de fuentes limpias, genera emisiones de GEI que repercuten a la atmósfera y el entorno en su conjunto. Este impacto conocido globalmente como huella de carbono, se refiere al total de GEI emitidos de forma directa de fuentes propias (emisiones Alcance 1), o de manera indirecta procedentes de la generación de electricidad, vapor, calefacción y refrigeración comprados y consumidos por las empresas (emisiones Alcance 2).
En ese sentido, la Asociación Mexicana de Bebidas (MexBeb) se comprometió a reducir 16% las emisiones de GEI de sus operaciones e incrementar la eficiencia energética utilizando más fuentes renovables de energía como la solar o la eólica.
Para ello, esta industria desarrolla de manera permanente programas para disminuir su huella de carbono, emprendiendo las siguientes acciones:
- Reducción de los kilowatts utilizados para producir un litro de bebida.
- Uso de tecnología para el diseño óptimo de rutas de distribución.
- Incrementar el uso de vehículos eléctricos e híbridos.
- Sustitución de montacargas de combustible (gas LP) por montacargas eléctricos.
- Reemplazo de llenadoras y de refrigeradores por equipos más eficientes en consumo energético.
- Migración a gases refrigerantes no contaminantes.
- Cambio de tuberías al sistema de enfriamiento glicol.
- Instalación de lámparas y focos ahorradores.
- Reducción de las emisiones absolutas emitidas de forma directa de fuentes propias o indirectas de las operaciones.
- Disminución en las emisiones de la cadena de valor.
En conjunto, estas acciones se suman a la meta 7.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas, con la intención de aumentar considerablemente la proporción de energía renovable y así caminar hacia un futuro más sustentable.