El cambio climático es resultado del calentamiento global, un aumento en la temperatura del planeta que altera los patrones climáticos y el equilibrio natural de la tierra. Según datos de la NASA, (The National Aeronautics and Space Administration, por sus siglas en inglés), en 1880, -año en que inició el registro de datos-, la temperatura media del planeta era de -0,16°C y en 2016 y 2020, por primera vez se superó a más de 1°C1.
Este incremento de temperatura repercute directamente en el cambio climático a nivel mundial: los glaciares se derriten a un ritmo no visto anteriormente, el nivel del mar aumenta debido al deshielo, las selvas se secan; la fauna y la flora alteran sus ciclos vitales y luchan para sobrevivir en un escenario de cambios vertiginosos y complejos que a menudo impactan gravemente a la biodiversidad.
De acuerdo con investigaciones científicas, este efecto se acelera, debido a la actividad humana industrial y la consecuente emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
¿Cómo se puede solucionar?
Mientras aumentan estos fenómenos, vale la pena destacar que también aumentan los esfuerzos por contrarrestarlos. Combatir el peligro del cambio climático requiere reducciones profundas de las emisiones, limitar el calentamiento global preferiblemente en 1,5°C, así como disminuir el uso de los combustibles fósiles en todo el mundo.
Durante la más reciente edición de la COP28, reunión oficial de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en Dubái, se realizó un balance de la implementación del Acuerdo de París, donde se concluyó que aún se está lejos de limitar el aumento de la temperatura a 1,5ºC de niveles preindustriales, en especial en los países en vías de desarrollo.
La cooperación de actores no gubernamentales, especialmente del sector privado ha tenido más impulso y por ello se vuelve en un actor clave y fundamental para continuar con las acciones que las empresas realizan para la mitigación, financiamiento climático, adaptación y la restauración de la biodiversidad.
Acciones en marcha
El rol de las empresas en este tema es fundamental para encontrar una salida de la crisis climática; esto a partir de tomar en cuenta el impacto de sus actividades y desarrollar acciones para reducir los efectos que permitan generar soluciones duraderas.
Respecto al progreso de las empresas mexicanas ante los riesgos del cambio climático, según una encuesta realizada por PwC (Price Waterhouse Cooper), sobre las prioridades que los CEO’s tienen en su desempeño ambiental, social y de gobernanza (ASG), el 39% de los CEO’s aseguró que implementan iniciativas para reducir emisiones en sus compañías y 35% está innovando en nuevos productos o procesos amigables con el medio ambiente.
Los directivos coinciden en que la transición a nuevas fuentes de energía, podrían impactar la rentabilidad de su industria en los próximos 10 años2.
De acuerdo con CDP, una organización internacional sin fines de lucro que cuenta con la base de datos más extensa del mundo sobre emisiones de efecto invernadero, las 15 empresas mexicanas con más conciencia del impacto ambiental en 2020 fueron: Cemex, Walmart México, Prologis Property, Arca Continental, EPSON México, GF Banorte, Grupo Bimbo, América Móvil, Axtel, Coca- Cola Femsa, Fibra Uno, Fresnillo plc, Grupo México, Grupo Televisa y Nemak3.
Lo que tienen en común estas empresas es que buscan lograr una reducción o neutralidad en su emisión de carbono, muchas de ellas ya implementan y prueban en algunas de sus operaciones modelos de reducción de emisiones.
Por su parte, la Industria Mexicana de Bebidas no alcohólicas lleva años trabajando en medidas innovadoras que contribuyan al compromiso 2030 que ha establecido la Asociación Mexicana de Bebidas (MexBeb) de reducir 16% las emisiones de Gas Efecto Invernadero (GEI) de sus operaciones, e incrementar la eficiencia energética utilizando más fuentes renovables de energía como la solar o la eólica.
El desarrollo de programas para reducir la huella de carbono se centra en:
- Usar tecnología para el diseño óptimo de rutas de distribución.
- Sustituir vehículos de combustión por eléctricos como el caso de montacargas de gas LP por eléctricos.
- Buscar formas de reducción de kilowatts utilizados para cada litro de bebidas.
- Reducir las emisiones absolutas emitidas de forma directa de fuentes propias o indirectas (alcance 1 y 2) de las operaciones.
Por su parte, el Gobierno de México cuenta con el Sistema Nacional de Cambio Climático (SINACC), establecido por la Ley General de Cambio Climático y orientado a propiciar sinergias para enfrentar de manera conjunta la vulnerabilidad y los riesgos del país y establecer las acciones prioritarias de mitigación y adaptación al cambio climático, coordinando esfuerzos en las entidades federativas y los municipios, a través de los instrumentos de política previstos en la Ley.
Resultado de lo anterior es el Programa Ambiental y de Cambio Climático para la Ciudad de México 2019-2024, con el que se ayuda a cumplir con los compromisos adoptados por la COP de incrementar la reforestación y de reducir emisiones de metano, al contribuir anualmente con la reducción de cerca de 2 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2e), programa que tiene un avance del 98% y se espera que cumpla su objetivo antes de que termine el año 20244.
La suma de los esfuerzos tanto de la iniciativa pública como privada cobra amplía relevancia con el objetivo de alcanzar los compromisos de disminución de GEI a nivel local y mundial, con lo que se pueda garantizar el cuidado del medio ambiente y mejores condiciones de vida para ésta y las futuras generaciones.